El viaje de prueba

Sííí… finalmente partimos. El 18 de abril de 2013… !!!

Pero antes estuvimos acondicionando el pegaso en Capilla del Señor durante 2 meses.

Asaditos y pileta mediante.

Tuvimos varios retrasos para poder arrancar el viaje… mecánicos... y otros que hoy ya son recuerdos divertidos: por ej.: cuando tuvieron que sacarnos los bomberos con un autobomba de una zanja en la q nos caímos, o cuando tuvimos q contratar un tractor para q nos saque del barro, después de llevar días encajados sin poder movernos…

Partimos con preocupaciones, incomodidades y algunos miedos: el motorhome (nuestro Pegaso) no estaba todavia del todo equipado, por ejemplo: no podíamos usar el tanque de agua. Por otro lado, no habíamos podido comprarle antes de salir el grupo electrógeno, lo que nos impediría producir nuestra propia electricidad (o sea, no tendríamos luz adentro de noche, ni agua caliente porque el termotanque es eléctrico) y yo no podría ducharme a las mañanas, lo que por mi enfermedad, necesito como el aire… Eso se solucionaría al “enchufarnos a 220", pero yo salí suponiendo que "a nadie se le ocurriría la descabellada idea de prestarle un cable a unos desconocidos" Pero igual salimos; resignada a bañarme por un tiempo con una ollita de agua caliente (la cocina sí funciona bárbaro). Y tampoco contamos con el dinero para seguir haciendole nada al pegaso por ahora, así que decidimos salir como estaba y no esperar a tener todo 10 puntos.

En ese momento, la familia Zapp nos alentó diciendo: “Tomaron las riendas de su vida! y el potro hay que domarlo! y la recompensa por ello será una vida vivida!”

 La primer parada fue en Chascomús: pasamos 3 días hermosos.

Llegamos y estacionamos en una avenida, para bajarnos a conocer y a comprar algo para comer. Inmediatamente salió el señor de la casa donde estábamos estacionados (una casa muy humilde) a preguntarnos si necesitábamos agua o alguna cosa. Q contáramos con él si necesitábamos algo… Waw...qué amable, qué señor especial! Pensé.

Mayor fue la sorpresa cuando a la mañana siguiente, el dueño de Monte Corti nos invitó (sin cobrarnos nada) a duchamos en su camping. Y el organizador de la feria artesanal de Chascomús nos enchufó a 220. Y en la oficina de atención al turista nos dieron el agua potable que necesitábamos.

Diego no conocía Chascomús asi que disfrutamos un montón. Con bicicleteadas y mate incluído. Ah: un dato increíble pero real: me hice adicta al mate. En 42 años nunca tomé mate. Hasta el primer día en Chascomús, que Diego preparó unos mates riquísimos a orillas de la laguna. Y ahora soy yo la que todos los días a las 5 de la tarde, empieza a pedir que tomemos unos matecitos…

De ahí salimos para la Costa y pasamos a saludar a unos conocidos que viven y tienen un hotel en Valeria del Mar. Cuando nos vieron, nos abrieron el hotel (que solo trabaja en verano) y nos invitaron a quedarnos el tiempo que quisiéramos. Ahí estuvimos 5 días, trabajando un montón para seguir acondicionando el pegaso. Salimos de Valeria con el tanque de agua lleno… agua en las canillas del pegaso!!! Es genial, era muy incómodo andar con botellas y bidones de agua de acá para allá. Y también cortinas nuevas, entre otras muchas cosas. Nany, nuestra perrita, hizo un montón de amigos que traía a jugar con nosotros… sí, suena increíble. A pesar del mal tiempo (vimos el sol solo un ratito en esos 5 días) estuvimos muy muy bien. Gracias Diana Lía y Rodrigo!

 El pegaso es muy grande y es engorroso moverlo y estacionar, así que desde el primer día en Chascomús, buscamos primero que nada, un buen lugar para dejarlo estacionado y ya no moverlo. Y después recorremos todo en bici. (No les cuento las piernas con las subidas y bajadas de Valeria….) Pero disfrutamos muchísimo los paseos en bici y un poco de ejercicio nos hacía muuuucha falta y nos viene muuuuy bien.

 El frío nos agarró en General Madariaga, yendo a ver a un especialista en heladeras a gas. Hasta ese momento no funcionaba la heladera. Estuvimos dos días estacionados en la puerta de su casa, hasta que la heladera quedó perfecta. Ahora nos congela la leche (ja ja)

Y nos volvieron a pasar cosas extrañas con la gente: no solo nos ofrecían agua y un cable para enchufarnos, si no que lo hacían varios vecinos a la vez… Por ej: un vecino le decía a los demás que el agua nos la daba él, porque su agua era mejor porque era de la segunda napa … Otra señora venía a la mañana para ver si su gallo nos había dejado dormir bien. Y como la heladera había perdido su traba original y para cerrarla tenía un tornillo, un vecino nos fabricó una cadenita y vino él a colocarla, como si fuésemos su familia. Y otro nos regaló unos tacos para poner debajo de las ruedas y nivelar el pegaso cuando estamos estacionados (si no está nivelado, la heladerita no funciona). Estuvimos siempre con agua suficiente, con electricidad y estufita!!!! Pero lo mejor, lejos, fue el cariño de la gente…! Sí, leyeron bien: cariño! Los vecinos se preocupaban por lo que necesitábamos y no nos habían visto en su vida… y sabían que seguramente no nos iban a volver a ver. Qué distinto es todo… Qué maravillosa es la gente…! Yo todavía estoy como… es una mezcla entre sorprendida y maravillada.

 

Llegamos a Mar del Plata, con heladera, agua fría y caliente. Y ahí también, gracias a la gente de la feria artesanal, tuvimos electricidad, estufita, tele, internet. Hasta nos invitaban a quedarnos en sus casas.

 Aprovechamos y todos estos días seguimos haciendo cosas para estar más cómodos dentro del pegaso. Al lugar ya lo conocíamos, pero igual estamos disfrutando los paseos. Podemos cocinar con comodidad asi que estamos comiendo sanito y rico, y conociendo mucha gente linda.

Penélope está divina, siempre con una sonrisa, y siempre sorprendiéndonos con sus comentarios y salidas, que no podemos creer que salgan de una nena de 2 años. Por ejemplo, siempre sabe dónde están las cosas cuando ni Diego ni yo las encontramos y cada vez que vamos a bajar del pegaso para ir a pasear o al súper, etc., me mira y me dice: “Mami, vos andá al baño” (ja ja) Siempre previendo y organizando todo. Ayuda a cocinar, a limpiar y hasta a Diego con las herramientas. Todo lo festeja y lo disfruta…

 

Después vino paseo por Miramar por error (nos equivocamos de ruta queriendo ir a Sierra de los Padres)

Y de vuelta, más matecitos a orillas de la laguna de Chascomús

De vuelta pasamos unos días hermosos con la hermana y cuñado de Ivana (Sandra y Miguel) quienes nos asistieron y ayudaron, mientras el mecánico trabajaba en el burro de arranque.

Y ahora… después de 1 mes de viaje inolvidable, el primero del resto de nuestras vidas, estamos nuevamente en Capital, reponiéndonos de algunas nanas, haciendo controles médicos y despedidas de la familia, para volver a la ruta lo antes posible q ya la extrañamos…