El 20 de agosto volvimos a nuestra querida Sunchales...

Con la gratificación de haber visto el enorme avance de los alumnos de tango del Liceo...

Compartimos su "Milonga Tanguera" y fue emocionante verlos trabajar en los preparativos con tanto cariño.

Y llegó la gran noche!!!

Conocimos Moisés Ville y pasamos una noche en Emilia...

Y conocimos Cayastá... la antigua Santa Fe. Fundada por Juan de Garay en 1573, y trasladada a la actual Santa Fe 80 años después

De lo que es capaz de hacer Penélope con un labial en pocos segundos!!!

Pescando en Helvecia

Y nuevamente en Paraná, con Guido, de "Gambeteando con la de palo" Gracias por compartir tan lindas charlas!!!

Y vino la abuela Susana a vernos a Paraná un par de días!

Comiendo pescado en El Portezuelo, con peña incluída.

En esta visita el clima fue más benévolo y nos dejó pasear por la ciudad de Paraná

Hasta vimos un eclipse

Y estuvimos en la milonga de Adriana, El Abrojito, en el Casino de Paraná

Y partimos el 10 de septiembre, dejando en Paraná nuevos y viejos amigos, maravillosas personas que se instalaron en nuestro corazón para siempre.

Una parada en Villaguay, un día de muchísimo calor.

Y finalmente: Concordia

Acá amanecimos cada mañana, a orillas del Río Uruguay.

A pesar del diluvio y la gripe prolongados, Concordia fue muy amigable.

De Concordia cruzamos la Represa Salto Grande y pasamos unos días hermosos en Uruguay (Salto, Termas de Daymán, Paysandú, Trinidad y Mercedes)

Para volver a cruzar a Argentina por Gualeguaychú el 29 de septiembre, otro domingo lluvioso como el día que entramos a Uruguay. Los trámites en la frontera bastante más lentos y burocráticos...

La postal con la que amanecimos los días que estuvimos en Gualeguaychú, a orillas del Río Gualeguaychú.

El 4 de octubre, participamos en la milonga La Mulata, de Facundo Silveyra, un grande!

Y dimos un seminario de tango y milonga en el Club Neptunia el domingo 6.

La odisea del regreso:
El lunes 7 de octubre a la mañana dejamos Gualeguaychú después de unos días hermosos compartidos con gente maravillosa. La dirección de nuestro pegaso estaba dura y perdía líquido desde hacía más de 1 mes y no logramos que ningún mecánico la arreglara en las últimas ciudades donde estuvimos, por lo que decidimos traerlo a Buenos Aires, donde ya nos esperaba nuestro mecánico de confianza con todo preparado.
Nos despertamos el lunes 7 de octubre con esas maripositas en la panza q aparecen siempre al salir a la ruta… desayunamos y al poner en marcha nuestro pegaso escuchamos un ruido a lata… Diego baja a ver y estaba roto en dos partes el caño de escape…(¿?) literalmente de la noche la mañana. Decidimos sostenerlo y salir igual ya que de todas formas lo traíamos al mecánico y no estábamos tan lejos.
A los pocos km empieza a fallar el embrague y para rematarla, cuando cruzamos el puente Zárate-Brazo Largo se rompe el cardán. Fue muy complicado conseguir quien viniera a arreglarlo a ese lugar ya que el Pegaso no podía rodar. Pasamos todo el día en un costado de la ruta 12, en el km 104 llamando y esperando a distintos mecánicos. A la noche, cuando finalmente los mecánicos terminaron, llegamos a Zarate (casi de madrugada) y dormimos en una estación de servicio.
A la mañana siguiente tomamos la ruta 9, camino a Pilar, donde está nuestro mecánico. Pero sorpresaaa! después de unos 30, 40 km la ruta estaba cortada! Diego decide desviarse a la altura de Capilla del Señor (zona q mas o menos conocemos) buscando tomar la ruta 8, pero nos perdimos y fuimos a parar a cualquier lado (2 veces a falta de 1) En ese tramo se deprende la palanca de cambios que Diego vuelve a colocar y hasta se cae un espejo retrovisor… Y a esta altura yo ya estaba segura de q nuestro pegaso, que nunca se había comportado así, se estaba negando con todas sus fuerzas y de todas formas posibles a llegar a Buenos Aires.
Diego decide volver a Zárate para tomar la ruta 193 y después la 8 para poder llegar a destino, pero al pisar la 193 se desprende el cardán. Otra vez varados al costado de la ruta. Nuestro mecánico nos manda un amigo de la zona que cuando viene nos dice que ahí no se puede arreglar, que hay que pedir una grúa. Después de la espera y cuando por fin estamos enganchados a la grúa, al ponerlo en marcha para cargar el aire de los frenos…. por primera vez el pegaso no arranca. Siempre elogiaban lo rápido y bien que arrancaba ese motor. Y ahora? Nada de nada. Hasta último momento se resistió a volver. Pero bueno, finalmente llegamos a Pilar, después de 48 hs y más de $3000 en mecánicos y grúa.
Ahí vino la peor parte para nosotros hacer un bolso y dejar nuestra casa, nuestro lugar, nuestro compañero. Fue lo más duro.

Ahora, a esperar que los mecánicos hagan su trabajo para volver a las rutas...